Flores
Mirá. Alguien dejó flores.
Alguien dejó flores en la puerta de mis ojos, para encontrar sin buscar, pero sobre todo, supongo y sería lo más natural, para que las comparta. Para encontrar un pétalo en el buenos días, para poder olvidar. Para sentir el olor apenas girar la llave. Alguien dejó luces que no encienden cuando las preciso, pero que alumbran el avance de la madrugada —y quién soy yo para cuestionar la funcionalidad de las cosas—. Alguien dejó versos escritos en el aire, para que en cada músculo y con cada letra sientas cómo no alcanza, nunca alcanzará.
Hace tanto que no te escribo, pero hoy solo basta decirte que alguien hizo algo, sí, qué pavada, dirás, pero mirá, siempre quedan las huellas, solo hay culpables. Alguien vino hoy pero no estoy segura de que eso sea cierto.
Ahora volvamos a lo importante y al punto de todo esto, sino para qué. Alguien dejó flores.
Alguien dejó flores al final del camino, me repito.
Alguien dejó algo al final del camino, te digo, con certeza: pueden ser flores si vos también querés que lo sean.
Hace tanto que no te escribo, pero hoy solo basta decirte que alguien hizo algo, sí, qué pavada, dirás, pero mirá, siempre quedan las huellas, solo hay culpables. Alguien vino hoy pero no estoy segura de que eso sea cierto.
Ahora volvamos a lo importante y al punto de todo esto, sino para qué. Alguien dejó flores.
Alguien dejó flores al final del camino, me repito.
Alguien dejó algo al final del camino, te digo, con certeza: pueden ser flores si vos también querés que lo sean.
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